viernes, 8 de febrero de 2008

Viento, nieve y un poco de miedito, pero sólo un poco :) 08.02.08

¡Ya viernes! Trás estar planeando la semana para poder pasar el finde en algún recóndito lugar de esta tierra hostil...el jueves comenzó lo que sería un laaargo fin de semana sin salir de casa. Ya me he abastecido de víveres y me dispongo a reformar el agujerito del sofá con el culo.

Jueves, 8:34 de la mañana (las clases , donde yo debería estar, empiezan a las 8:30). Me suele venir a buscar a casa Bárbara, que vive en Ólafsvík, a sólo 15 minutos de Grundarfjördur. Ese día me envió un mensaje para avisarme de que llegaría tarde, ya que hacía muy mal tiempo.

Decidí ir a la escuela a pie (está a 8 min. caminando). Saqué la nariz por la puerta y me sorprendí ante una noche espléndida! Apenas aire y nevando levemente. Así que cogí la mochila con sus 6 kilines de peso (mamá, papá, no os asusteis. No suelo desplazarme con ella. Pesa demasiado. Siempre la llevo en el coche) y me dispuse a salir.

Comencé a subir la cuesta de mi casa hacia la avenida principal (Grundargata), que es la que atraviesa el centro del pueblo y donde está la escuela. Al dar dos pasos en dirección al colegio en dicha avenida me llamó Barbara porque resulta que se había quedado ¡con un todoterreno! atrapada por la nieve y el viento y no podía continuar. No me lo podía creer. ¡Con lo bueno que hacía!

Fué dar al botoncito de colgar la llamada y a puntito de sacarme el dedo del bolsillo para comprobar la dirección del viento...plas, un golpe tremendo casi hizo que me precipitara contra el suelo. Un horrible viento comenzó a levantar toda la nieve que había alrededor y a dar increibles sacudidas en intervalos de 3 o 4 segundos. No se podía ver absolutamente nada y mantenerse de pie suponía un esfuerzo inmenso. Creo que la mochila impidió que no me levantara. Me salí del camino y me metí en la nieve, de unos 60 cm de espesor, para que el viento no me tirara. Ahora estaba literalmente plantada, con la nieve por encima de las rodillas y sacudidas de viento de unos 80 Km/h. Decidí darme la vuelta e irme a casa, pero no podía ya que el viento soplaba del oeste y me empujaba hacia el colegio. Habría sido más fácil poner el culo en el suelo y que el propio viento me llevara hasta la escuela, pero eso sólo lo podría hacer en la carretera, y teniendo en cuenta que la visibilidad era nula, deseché esa posibilidad. Fuí avanzando poco a poco entre la nieve, que a tramos me llegaba a la cintura. Estaba acongojadita.

Trás tres cuartos de hora aproximadamente conseguí llegar al colegio. Con una capa de hielo sobre la cabeza y los pantalones congelados más tiesos que la mojama. Estuvo bien porque el resto de profesores me consideran desde entonces una fiel cumplidora de mis obligaciones; jejeje.

Pasé el resto de la mañana chorreando la nieve de la cabeza que se iba descongelando. A la hora de haber llegado yo, se dió aviso de que se suspendían las clases. A la hora y un cuarto, una de las profesoras me llevó de vuelta a casa. El resto del día durmiendo, haciendo punto y preparando lecciones.
Tuve noticias de Barbara. Tuvieron que ir a rescatarla a ella junto a dos coches más. Ya está sana y salva en casa.

Viernes 13:30,

El tiempo es aún peor. El colegio estaba prácticamente vacío. Esta mañana, Cretar, el marido de Olga, me llevó a la escuela. Me trajo a casa la misma profesora de ayer. Me dejó en la parte de arriba de la cuesta, delante de la casa en la que vivo. El viento ha levantado prácticamente toda la nieve que había y ahora sólo queda el hielo incrustado en las calles. Al bajar la cuesta, una chica agarrada a un coche me ha ayudado a cruzar la calle. Estaba con un perro que es la mitad de Púa, poco más grande que un ratón. ¡Y el viento no lo levantaba! Agazapándose por el suelo no ocupa lo suficiente como para que lo arrastre.
Ahora, sentada aquí, de vez en cuando el viento estampana algun trozo de hielo en el cristal. Impensable abrir ventanas. La luz viene y va y hay una farola delante de la casa que anda dudando. No preocuparse. Si cae lo hará sobre la casa de delante; aquí estamos a salvo.

A causa de estos ciclones hay numerosas casas que quedan sepultadas bajo la nieve que el viento empuja de las montañas y volcanes. Grundarfjördur esta rodeado de montañas pero no esta bajo ninguna de ellas, por lo que no corre ese riesgo.

En fín. ¡Feliz finde y cuidaos!

Últimas noticias: En la radio dicen que la gente no salga a la calle y que se mantenga alejada de las ventanas. ¡Qué bien vivir en un sótano!




El viento empieza a levantar la nieve de las cumbres


Antes de la tormenta/ Mi ventanita

La escuela el día de la tormenta

La escuela




El autobus recoge a los alumnos para ponerlos a salvo :)


1 comentario:

Anónimo dijo...

¡¡¡Raquel!!! ¡¡No hagas locuras ante un temporal!! cuidate, un besote.

daniel.ruiz